Los hombres ante la violencia de género.

Taller vivencial para tomar conciencia de la violencia que ejercemos hacia las mujeres.

Un taller de tres sesiones para tomar conciencia de la violencia que los hombres ejercemos hacia las mujeres y encontrar, de manera grupal, nuevas formas, estrategias y códigos de relación que no generen daño y malestar. Trabajando desde las experiencias personales de los participantes, abordamos nuestro papel como hombres que ejercen violencia y nuestro papel como testigos, muchas veces silenciosos o cómplices, de la violencia que otros hombres ejercen. 

OBJETIVOS

  • Tomar conciencia de cómo los hombres ejercemos violencia hacia las mujeres.
  • Lograr cambios en nuestras actitudes y comportamientos para convertirnos en agentes de cambio.
  • Generar alianzas y una cultura de apoyo entre hombres que trabajan por la igualdad.

Actividad dirigida a cualquier hombre interesado en investigar y reflexionar sobre la violencia de género. No se requiere experiencia previa teórica o práctica relacionada con el feminismo y las masculinidades.

Si los hombres queremos acabar con la violencia de género necesitamos dejar de ejercerla nosotros mismos, dejar de guardar silencio o mostrar complicidad cuando vemos a otros ejerciéndola y activarnos socialmente para impulsar cambios que acaben con la violencia sistémica y estructural. 

Para lograrlo necesitamos romper con la idea de que sólo "algunos hombres malos" son quienes ejercen dicha violencia. Para muchos de nosotros, estas personas son un "otro" que nada tiene nada que ver con nuestra realidad: el violador del callejón, el condenado por un asesinato machista, el famoso productor que durante años abusó de mujeres gracia a su posición de privilegio, etc. Esta separación nos ayuda a desentendernos del problema y es peligrosa, ya que no tiene en cuenta que las formas más brutales de violencia se sostienen en base al sistema de creencias patriarcal en el que todos hemos sido socializados y a la naturalización y normalización de formas de violencias más sutiles e invisibilizadas que muchos de nosotros ejercemos en el cotidiano: una explosión de rabia acompañada de un portazo, un puñetazo en una puerta, el silencio gélido con el que castigamos a nuestra compañera tras una discusión, etc. 

Darnos cuenta de cómo hemos ejercido violencia, para que la hemos ejercido y qué otras conductas podríamos haber puesto en marcha es un paso fundamental para transformar esta realidad y buscar nuevas estrategias para relacionarnos, especialmente en aquellas situaciones que sentimos conflictivas y que son en las que más fácilmente se pueden activar nuestros resortes de dominación y violencia.